Publicado hace 10 años por javierchiclana a esmola.wordpress.com

Ambas mujeres cubren su desnudez con telas, según dicta el convencionalismo moral de sus respectivas sociedades. La diferencia es meramente cuantitativa, de centímetros cuadrados de tela o, inversamente, de superficie de piel expuesta al sol. Pero en ambas culturas existe el mismo concepto atávico de pudor, el mismo miedo irracional y supersticioso a la desnudez, inoculado durante siglos en la sociedad por la religión abrahámica (de la cual cristianismo e islam sólo son dos ramas o desviaciones heréticas...

Comentarios

D

Ninguna, las dos me valen.

http://www.vistoenforocoches.com/wp-content/uploads/2013/01/melafo-1.gif

*Por cierto, buen articulo.

oso_69

Hablando de la última foto, la de los independentistas, ¿de qué puñetas trabajará el primer señor de la izquierda para tener brazos y pies más o menos morenos y cuerpo y piernas blancos como la leche?

D

#2 Trabaja de cady en un club de golf a tiempo parcial por las mañanas.

Wheresthebunny

La diferencia es que una se folla a todos los tíos que quiera ella y la otra solo folla con el que le han dicho desde pequeña que sería su marido.

También que la de arriba irá completamente depilada y la de abajo irá con matojo.

a

Muy buen alegato, pero, aunque estoy de acuerdo en que la religiosidad supone una lacra a los pueblos, no creo que el tema del pudor venga dictado únicamente por superstición. La parte de funcionalidad, de adorno y de afirmación personal que implica la ropa también deben tener su parte. Es cierto que las "leyes" de moda nos complican y nos desconectan del naturalismo de los animales por un lado, y a unas razas de otras, pero es que también los hombres tenemos un pensamiento abstracto muy complejo y un potencial creativo que nos lleva más allá de abrigarnos siempre de la misma forma.

Y tampoco creo que diferenciarnos unos de otros sea un problema. Me gusta la diversidad. Es a tónica de la Naturaleza. Creo que el problema viene cuando entre la diferencia se nos cuela el desprecio, sea hacia otras personas o hacia los propios animales de los que formamos parte.