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Del Gêres al Lago de Sanabria (I): De Terras de Bouro a Chaves y Verín

lunes, 8 de agosto de 2011

Albufeira da Caniçada (Terras de Bouro, Portugal)
Albufeira da Caniçada


A seca en Montalegre (Trás-os-Montes, Portugal)
Albufeira de Venda Nova


Casa do Concelho (Chaves, Portugal)
Casa do Concelho, Chaves


Ponte romana de Chaves (Alto Trás-os-Montes)
Ponte romana de Chaves


Castelo de Chaves (Trás-os-Montes, Portugal)
Castelo de Chaves


Castelo de Monterrei (Ourense, Galicia)
Castelo de Monterrei


Castelo de Monterrei (Ourense, Galicia)
Castelo de Monterrei


Esta ruta es una extensión de las dos anteriores, en las que habíamos recorrido las sierras de A Peneda y Gêres. Con esto se cierra (hasta cierto punto, queda mucho por ver) una ruta mayor que va casi siguiendo la frontera desde Viana do Castelo hasta el final del recorrido de hoy.

Vamos a iniciar el recorrido en Río Caldo, cerca del final de la ruta anterior, y en lugar de tomar la dirección de la frontera española por Vilar da Veiga y Vila do Gêres, seguiremos la carretera que une Chaves con Braga, lo que nos va a llevar por una carretera extremadamente llena de curvas. Tiene el tamaño de una carretera nacional española, pero muchísimas curvas. Tantas que llega a aburrir (de hecho, tiene su influencia en la segunda parte de esta ruta).

Lo bueno de este tramo, casi siempre en ascenso, es que tendremos la oportunidad de ver increíbles vistas sobre los valles y sobre los embalses que se construyeron en esta zona y que representan un porcentaje bastante apreciable de la capacidad de generación eléctrica del país.

Al igual que en el caso de Galicia, esta enorme explotación de sus recursos naturales no se nota después tanto a la hora de las inversiones, siendo el norte portugués una zona no ya deprimida económicamente, si no directamente discriminada a la hora del reparto presupuestario o a la hora de efectuar recortes. En efecto, el norte portugués ha sido el primer lugar donde el gobierno luso ha convertido las autovías en vías de peaje... lo cual para una región que depende mucho del comercio con España significa una reducción de ingresos importante. Luego los portugueses del norte emigran... normal.

Antes decía que lo bueno de esta ruta es que tiene unas vistas estupendas. Lo malo es que casi ninguna de ellas puede ser disfrutada con el coche parado. A la hora de construir las carreteras no se dejó espacio ni para miradores, ni para pequeñas áreas de descanso que un conductor agotado pueda aprovechar. En una carretera como esta un área de descanso salva vidas.

La carretera continúa evolucionando por toda esta zona de montañas, dándonos preciosas vistas sobre la Albufeira da Caniçada, que es la que cruza Río Caldo, la de Salamonde y la de Venda Nova. Por esta zona parece que están construyendo un túnel de varios kilómetros al que no le veo mucho sentido, ya que no parece ahorrar gran cantidad de tiempo o distancia sobre el trazado actual, así que cuando esté construido, yo recomendaría ir por la vieja carretera para poder disfrutar del paisaje. Al fin y al cabo, estamos de ruta.

En los años de sequía los embalses presentan un aspecto bastante feo. Sólo os pongo una foto bastante reveladora, pero tengo otras donde se ve que la mengua de superficie inundada es muy importante.

Otra cosa interesante que hay por aquí es el Ponte da Misarela o Ponte do Diabo. Sólo la vi en carteles y fotos pero tiene muy buena pinta. Me di cuenta de los carteles cuando ya me había pasado unos cuantos kms del sitio y no me apetecía dar la vuelta.

El siguiente embalse es del de la Albufeira do Alto Rabagão, muy cerca de una ruta que ya habíamos hecho, la de Montalegre y Pitões das Júnias. Esta albufeira parece un pequeño mar y hasta parece que tiene alguna explotación piscícola (desde el coche y desde lejos parecían bateas).

Y por fin llegamos a Chaves, nuestra primera parada de la ruta. Se trata de una ciudad con una historia antiquísima, anterior incluso a la llegada de los romanos. Pero fueron ellos los que la situaron en el mapa con el nombre de Aqua Flaviae y aún hoy Chaves posee un interesante legado de tiempos del imperio, como el puente con sus miliarios o las termas. Asimismo, de los tiempos de las guerras con España tenemos el fuerte de São Francisco, convertido hoy en hotel, o el castillo, que hoy es un museo y posee unas vistas estupendas sobre la comarca. Y por supuesto, se puede dar un paseo por su centro histórico, magníficamente conservado o por el parque que han construido a orillas del Támega.

Llegados a este punto, cruzar la frontera e ir al castillo de Monterrei, al lado de Verín no es mala idea, aunque sólo sea para visitar al rival del castillo que acabamos de ver. El castillo de Monterrei queda en lo alto de un pico que le da una vista excepcional sobre la comarca circundante y tiene también una historia amplia y muy interesante, más incluso desde el punto de vista cultural, que militar (a pesar de las muchas batallas aquí libradas). Y es que en este castillo, entre otras cosas, operó la primera imprenta de Galicia.

Vamos a dejar la ruta por aquí para no hacer el artículo demasiado largo. En la siguiente entrega, recorreremos Vidago, las tierras que van hacia Murça, Bragança, el Montesinho y Sanabria, ya en España.

El Mapa
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Parque Nacional A Peneda- Gêres (II) (Portugal)

miércoles, 23 de febrero de 2011

Caminho de Brufe (Terras de Bouro, Portugal)
Caminho de Brufe


Vilarinho da Furna (Terras de Bouro, Portugal)
Embalse de Vilarinho da Furna


Estrada de Vilarinho da Furna (Terras de Bouro, Portugal)
Estrada de Vilarinho da Furna


Embalse de Vilarinho das Furnas (Terras de Bouro, Portugal)
Embalse de Vilarinho das Furnas


Barragem de Vilarinho das Furnas (Terras de Bouro, Portugal)
Embalse de Vilarinho das Furnas


São Bento da Porta Aberta (Terras de Bouro, Portugal)
São Bento da Porta Aberta


Un paseo por las nubes
Albufeira da Caniçada


Río Caldo (Terras de Bouro, Portugal)
Albufeira da Caniçada desde Río Caldo



Vila do Gerês (Terras de Bouro, Portugal)
Vila do Gerês


O Río Arado (Terras de Bouro, Portugal)
Valle del Río Arado (Ermida)


Cascatas do río Arado (Ermida, Terras de Bouro - Portugal)
Cascada del Arado


Río Arado (Terras de Bouro, Portugal)
Poza en el río Arado


Estrada de Portela de Homem (Terras de Bouro, Portugal)
Estrada de Portela de Homem


Portela de Homem (Terras de Bouro, Portugal)
Alfándega de Portela de Homem


Nuestra segunda etapa por tierras del único Parque Nacional que existe en Portugal comienza donde lo dejamos en la etapa anterior: a orillas del río Lima, muy cerquita de Ermelo.

En esta segunda etapa nos adentraremos en el Gerês propiamente dicho, tras haber hecho un trayecto por tierras de A Peneda, siempre en el concelho de Terras de Bouro.

Esta segunda parte va a ser muy cortita, pero con bastantes cosas para ver. Para empezar seguiremos el curso del Lima hacia Ponte da Barca, hasta un lugar llamado Entre-Ambos-os-Ríos, en el que no me detuve por falta de tiempo pero que me llamó un poquito la atención por su paisaje.

La carretera que comienza aquí va a adentrarse en el Gerês y dispone de unos pasajes bastante desolados, muy tristes en comparación con las más majestuosas formaciones de A Peneda. Piedra quebrada, formas más suaves y un terreno bastante pelado, a ratos jalonado de restos de madera quemada en incendios nos transmite una sensación bastante triste. Y el hecho de encontrarnos con algunos tramos de adoquín me hizo sentir como si hubiera retrocedido 30 años de golpe.

Nuestra primera parada será Brufe, una pequeña aldea de montaña que trata de mejorar su economía en base a explotar el turismo. Así, algo de artesanía, alojamiento, más algunas rutas de senderismo para poder ver su patrimonio histórico, como su Foxo do Lobo, que era una construcción, un foso, que se empleaba para matar a los lobos: los pastores los perseguían, llevándolos hasta el hoyo donde quedaban atrapados y eran sacrificados.

Más adelante la carretera comienza a bajar por un valle desde el que podremos ver el embalse de Vilarinho das Furnas, en medio de un paraje de rocas quebradas por los elementos. Esto hace que la conducción sea peligrosa, hasta cierto punto, ya que en las partes más bajas de la carretera es posible que algunas piedras caigan sobre el asfalto. Mejor ir despacito y no hacer mucho ruido.

El embalse de Vilarinho das Furnas recibe su nombre de la aldea que hoy descansa en su lecho y que puede ser vista algunos veranos cuando el nivel del agua es bajo. Se trataba de una aldea de montaña en el fondo del valle. Lo que en principio era una forma de protegerse contra los duros inviernos de la zona se convirtió en la condena del pueblo cuando el gobierno portugués decidió aprovechar las aguas del Río Homem, un tributario del Cávado. Existe una película documental que cuenta los últimos días de este pueblo.

Bordeando el embalse tenemos una pista de tierra que nos llevaría hasta Portela de Homem, nuestra última parada, pero es mejor olvidarnos de ella y dirigirnos un poco hacia el sur, hacia Campo do Gerês, una freguesía que ha sabido aprovechar muy bien el turismo y los deportes de montaña: existen negocios de alquiler de caballos, deportes de aventura con tirolinas y demás, alquiler de bicis, etc. Los bosques de esta zona son preciosos, atravesados por mil arroyos de agua transparente.

Y pasando del turismo de aventura, podemos ir hacia otro tipo de turismo: el turismo religioso. Porque no demasiado lejos está el Santuario de São Bento da Porta Aberta, que sería el otro gran polo de devoción popular tras el santuario de Nossa Senhora da Peneda que vimos en la etapa anterior. Son dos templos, uno de arquitectura más clásica, y el otro uno de esos abortos arquitectónicos que suelen ser las iglesias modernas. Desde aquí tenemos una vista muy buena del valle en el que se enclava la Albufeira da Caniçada, el mayor embalse del municipio, y desde aquí ya se puede ver el puerto deportivo de Río Caldo.

Bajando por la carretera hasta Río Caldo, descubrí que el puerto deportivo, y la decoración de los puentes me recordaban a alguna de las zonas mas exclusivas de las Rías Baixas, como A Toxa (salvando las distancias, claro). En este puerto y en otro cercano, además de las lanchitas deportivas y demás, también se pueden alquilar canoas, con lo cual los amantes de los deportes náuticos que también sean aficionados a la montaña estarán en su salsa.

Ya hemos visto que Terras de Bouro tiene etnografía, deportes náuticos, de montaña, de aventura, senderismo, bosques... ¿qué le falta?

Pues turismo de balneario. Y esta fue la penúltima sorpresa que me brindó Terras de Bouro: también tiene un pueblo-balneario. Se trata de Vila do Gerês, Gerês a secas o Termas do Gerês. Lo he visto indicado de las tres formas por internet, aunque el primero de los términos es el que estaba en las señales de tráfico.

La arquitectura es realmente maravillosa en los edificios más antiguos y está llena de hoteles y otros establecimientos hosteleros. Es como un Mondariz-Balneario en pequeñito.

Nada más salir del pueblo hay una carretera que indica "Cascata do Arado" (catarata del Río Arado) y "Ermida". Este va a ser nuestro último desvío antes de regresar a España, pero merece la pena. Atención porque en la ruta de más abajo en Google Maps no está marcado el lugar porque la carretera no está recogida en su cartografía.He añadido un segundo mapa para localizarlo.

Se trata de un trayecto de unos 11 kms más o menos hasta un cruce donde tenemos que decidir entre ir a Ermida o a las cascadas. Podemos aparcar aquí y acercarnos a un mirador que está señalizado y tiene una vista preciosa del valle del Arado.

A partir de este punto y en dirección a las cascadas el camino deja de estar asfaltado y se trata de una pista de tierra con buena pinta y bastante ancha... pero en cuanto te metes en ella te das cuenta de que tiene unos baches bastante profundos y hay que ralentizar mucho la marcha para no castigar el coche demasiado, y un poco más adelante veremos un puente, en cuyos alrededores deberíamos aparcar. Ya hemos llegado a la cascada del río Arado, que en algunos lugares veréis marcada como "cascata de Tahití".

A partir de aquí, si es verano, podemos avanzar río arriba por el cauce del Arado hacia la cascada, o bien subir por unas escaleras que sabe Dios quién pondría ahí, pero debía ser muy alto, porque son escalones bastante grandes. Por este camino tendremos unas vistas muy bonitas de la cascada, y también, desde lo alto, del valle del río.

Desde este punto, en lo más alto del camino, parten varias rutas de senderismo por el Gêres, incluyendo una que va hasta España y de la que me hablaron bien (pero no hice). Sé que río abajo hay otra cascada, tal vez a un kilómetro o kilómetro y medio, pero ya lo descubrí cuando me iba, así que tendré que ir en otra ocasión, aunque la pinta que me tenía era realmente interesante.

Y de aquí a la frontera, una carretera estrechita y preciosa rodeada de unos bosques que me enamoraron, con varios ríos y regatos y con una pequeña cascada casi al final, a unos 500 metros de la frontera de Portela de Homem, que aparece abandonada (la parte española amenazando ruina, la portuguesa recuperada, pero sin uso aparente.

Y si nos quedamos con las ganas de ir a las termas, podemos adentrarnos en Lobios unos kilómetros hasta el lugar de Bubaces, donde a orillas del Río Caldo (no confundir con el que pasamos en Terras de Bouro) tenemos una pequeña piscina de agua caliente muy apreciada a un lado y otro de la frontera.


El Mapa
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Parque Nacional A Peneda- Gêres (I) (Portugal)

lunes, 24 de enero de 2011

Melgaço (Minho, Portugal)
Melgaço


Castelo de Melgaço (Minho, Portugal)
Melgaço


Mosteiro de Fiães (Melgaço, Portugal)
Mosteiro de Fiães


Porta de Lamas de Mouro (Melgaço, Portugal)
Porta de Lamas de Mouro


A Serra da Peneda (Melgaço, Portugal)
Porta de Lamas de Mouro


Santuario da Peneda (Arcos de Valdevez, Portugal)
Santuario da Peneda


Gavieira (Arcos de Valdevez, Portugal)
Gavieira


Adrão (Arcos de Valdevez, Portugal)
Adrão (Gavieira)


Os espigueiros de Soajo (Arcos de Valdevez, Portugal)
Os espigueiros de Soajo


Streets of Soajo (Arcos de Valdevez, Portugal)
Calles de Soajo


Mosteiro de Ermelo (Arcos de Valdevez, Portugal)
Mosteiro de Ermelo

Espigueiros de Lindoso (Ponte da Barca, Portugal)
Espigueiros de Lindoso


Castelo de Lindoso (Ponte da Barca, Portugal)
Castelo de Lindoso



Cuando la gente se plantea el irse a Portugal frecuentemente piensa en sus playas o sus dos grandes ciudades, Oporto y Lisboa. Pero Portugal cuenta con grandísimos atractivos en su interior que son aún más ignorados, si cabe, que el resto del país.

La ruta que vamos a tratar aquí ha sido uno de mis pecados de los últimos años, puesto que hace bastante que me la planteaba y no la hice hasta ahora, cuando por fin me he decidido a coger el coche y hacer un pequeño recorrido por el único Parque Nacional del país.

Es una ruta para tomarse con calma: a pesar de la estimación de Google Maps, la ruta lleva su tiempo... tanto que hacerla en un día es un poco justo: no te da tiempo a ver nada de nada. De hecho, hay tantas cosas que contar que voy a dividir la ruta en dos partes, cubriendo una las terras de A Peneda y la segunda se dedicará a la Serra do Gêres.

Partimos de Melgaço, villa balnearia, y famosa por sus vinhos verdes y su lamprea. Para los habituales del blog le sonará porque ya se había visto en alguna otra ruta. Del patrimonio histórico de la capital del municipio podemos destacar los restos de su castillo, que es la fortaleza (y el municipio) más septentrional de Portugal. Para acceder a Melgaço podemos utilizar su puente internacional, que la une a la villa pontevedresa de Arbo.

Si seguimos la carretera en dirección a São Gregorio encontraremos un desvío hacia Lamas de Mouro y el Parque. Normalmente la gente nos dirá que vayamos por aquí... pero entre que los GPS dicen que es un camino más lento (y me inclino a darles la razón en este caso) y que hay cosas que ver por el otro camino, seguiremos un poquito más hasta la salida de Fiães.

Y en Fiães está  nuestra segunda parada del día, los restos de su monasterio que básicamente se reducen a unas cuantas ruinas y a la iglesia parroquial, que en su momento lo fue del monasterio. Hoy en día es un templo que sirve a una freguesía de unas 300 personas, pero en el pasado fue un poderoso e influyente centro monástico con 20 abadías y numerosos cotos repartidos por Galicia y las regiones portuguesas de Minho y Tras-os-Montes. Se decía que el segundo hombre más poderoso del país (tras el rey, obviamente) era el Abad de Fiães.

Un poco antes de Lamas de Mouro hay un desvío a Castro Laboreiro, casi en la frontera con España. Se trata de una freguesía de Melgaço con bastante historia y un par de curiosidades, como el haber sido municipio independiente (minúsculo y muy pobre) o el de albergar a la entidad de población portuguesa situada a más altura (Curral do Gonçalo)... pero sobre todo por tener una raza de perro propia, el Perro de Castro Laboreiro (el enlace en portugués es muchísimo más completo). Pero no subimos hasta aquí para ver perros o para tocar el techo habitado del país, si no para ver el Castelo de Castro Laboreiro, del que quedan sólo unas ruinas pero que fue crucial para la independencia Portuguesa durante varios siglos, conteniendo a las tropas leonesas y castellanas en varias ocasiones.

Volviendo a nuestra ruta, al llegar a Lamas de Mouro tendremos el acceso al Parque Nacional. Un agradable bosque de coníferas con pequeños riachuelos que se ha acondicionado como área recreativa nos da la bienvenida al Parque. A partir de aquí veremos formaciones rocosas bastante majestuosas y de gran belleza, mientras avanzamos hacia el Santuario de A Peneda, dejando atrás el concelho de Melgaço y entrando en el de Arcos de Valdevez. Mucho cuidado a partir de aquí: detrás de cualquier curva te puede salir un coche, una vaca, un caballo, una señora mayor... aquí más que nunca mucha concentración al volante.

Se trata de un edificio terminado en el siglo XIX y que cuenta con numerosos adeptos a sus romerías. Desde aquí parten varias rutas de senderismo, de las cuales la más famosa es la que parte desde detrás del templo hasta los penedos que se encuentran monte arriba (unos 45 minutos de subida). Al final del camino se encuentra un pequeño embalse, cuyas aguas son las que alimentan una cascada que se desliza hasta un lateral del santuario y una campa donde pastan las vacas de los habitantes del pueblo. Desde allí hay unas muy buenas vistas del valle y de la población.

Nuestro camino va a continuar por el valle (mejor retroceder y cruzar al otro lado del río) y seguiremos hasta Rouças (me temo que no está señalizado... o yo no lo he visto) y luego tomar un desvío hacia Gavieira y seguir hasta el siguiente pueblo, São Bento do Cando, desde donde hay unas vistas bastante buenas del valle, con una espectacular ladera granítica que debe hacer las delicias de los amantes de la escalada. Podemos seguir unos kilómetros más hasta un cruce, sólo por ver el paisaje, pero al terminar debemos desandar el camino hasta Rouças y continuar hacia el sur, hacia Adrão (pueblo con muchas casas abandonadas y un refugio que urge restaurar) y Soajo, cuyos hórreos (espigueiros) forman un conjunto histórico muy peculiar y merecen una visita. Además es interesante callejear por el casco urbano y ver cómo adaptaron las construcciones a la realidad del terreno, lleno de penedos graníticos. Y también se puede visitar el pelourinho, tal vez emblema del municipio que encabezó durante varios siglos.

¿Os acordáis del perro de Castro Leboreiro? Pues en Soajo lo llaman "cão de Soajo" y dicen que los de Castro Leboreiro se lo han robado. Soajo tiene una idiosincrasia muy marcada y se recuerda mucho que un día fueron un ayuntamiento independiente.

Y pasando Soajo ya casi estamos en el final de esta primera etapa, los restos del monasterio de São Bento de Ermelo del que no he encontrado demasiada información, pero al igual que en el caso de Fiães sólo parece quedar la iglesia en pie. Una curiosidad de esta pequeña población encaramada en una de las riberas del río Lima (o Limia en su  tramo gallego) es la cantidad de naranjos que cultivan los lugareños.

Podemos terminar esta primera parte haciendo una pequeña parada en la antigua central hidroeléctrica de Lindoso, nada más cruzar el río. Necesita un pequeño mantenimiento, pero es una parada interesante para aquellos a los que les gusta la arquitectura industrial.

O podemos continuar un poco más y acercarnos hasta Lindoso, unos cuantos kilómetros río arriba, donde podemos ver su castillo y su conjunto de espigueiros, aún más grande que el de Soajo

El Mapa
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Fortificaciones portuguesas del Miño

domingo, 2 de enero de 2011

Torre de Lapela (Monção, Portugal)
Torre de Lapela


Puente internacional de Tui-Valença
Valença do Minho


Esteiro do Minho en Caminha (Minho, Portugal)
Esteiro do Minho en Caminha


Forte da Ínsua (Caminha, Portugal)
Forte da Ínsua, Caminha


Forte do Cão em Gelfa, Caminha (Minho, Portugal)
Forte do Cão em Gelfa, Caminha


Forte de Paçô (Viana do Castelo, Portugal)
Forte de Paçô


Río Lima desde Sta Luzía (Viana do Castelo, Portugal)
Desembocadura del Lima



Como buenos vecinos, España y Portugal se han matado el uno al otro durante siglos y eso nos ha legado un rico patrimonio de arquitectura militar que hoy en día está en un estado de conservación bastante desigual., pero que nos puede servir para hacer una escapadita de un día o de un fin de semana.

Nuestra ruta comienza en Melgaço, frente a la localidad pontevedresa de Arbo. Al igual que su vecina española, Melgaço cuenta con el Albariño y la lamprea como grandes bazas turísticas, y añade la presencia muy cercana del Parque Nacional de A Peneda - Gêres (es muy recomendable la visita al santuario y al lago). Además de eso, Melgaço es villa balnearia. Pero lo que nos interesa para esta ruta es su pasado militar.

El castillo, situado en el casco urbano de Melgaço, fue construido por indicación de Afonso Henriques, primer rey de Portugal allá por el siglo XII y se trata de la fortificación más septentrional del país. En el siglo XIV, de hecho, se estableció la obligatoriedad de cruzar a Galicia únicamente por aquí ya que se convirtió en el único paso fronterizo autorizado.

Nuestro siguiente paso será la vecina Monção, capital del Alvarinho portugués y a su vez, del Vinho verde. Sus vinos gozan de gran prestigio en todo Portugal y no es difícil encontrarlos en cualquier superficie comercial del país. Igual que Melgaço dispone de balneario, aunque no dispone de habitaciones para alojar a sus clientes.

Las murallas de Monção son de mayor tamaño que las de Melgaço y sirvieron para proteger este paso durante las diferentes guerras fronterizas. Parece ser que fue construido en el siglo XIV y sus murallas, en el marco de sus sucesivas mejoras, canibalizaron otras fortificaciones cercanas, como las del castillo de Lapela, que es nuestra siguiente parada.

Lapela hoy en día es un pequeño núcleo urbano a orillas del Miño y a la sombra de la torre de homenaje de un antiguo castillo también del siglo XIV ya desaparecido y cuyas piedras sirvieron de material para una de las obras de mejora de las murallas de Monçao. Hoy en día es posible subir a ella, pero no sé dónde se pide la llave. Habría que preguntar a los vecinos. Otro interés turístico de Lapela es que por aquí pasa la ecopista que va desde las afueras de Monção hasta Valença y que ocupa el lugar de la antigua vía férrea. En el marco de su construcción se recuperó el edificio de la antigua estación del pueblo, que antaño conoció gran importancia en el tráfico de madera.

De camino a Valença podemos ver el pórtico de la Quinta do Crasto o incluso desviarnos al monasterio abandonado de Sanfins, pero se salen del propósito de esta ruta.

Valença do Minho es la localidad de frontera más conocida del norte de Portugal. Su mercadillo y sus poderosas murallas con vista al Miño y a la vecina Tui son perfectamente conocidas por un número bastante importante de gallegos... tanto que el mercadillo tuvo que dejar su emplazamiento original a los pies de la fortaleza para ubicarlo en unas instalaciones construidas al efecto.

En cuanto al castillo, parece que su origen está en los siglos XII o XIII, poco después de la independencia del país para proteger el norte de incursiones desde Galicia y que fue fuertemente reformado durante la guerra de restauración portuguesa para adaptarla a las necesidades de defensa frente a ataques con artillería.

A partir de aquí, las murallas están bastante hechas polvo, como la de Vila Nova de Cerveira, hoy completamente destrozada y coronada por un restaurante que tiene una arquitectura de finales del Siglo XX que no tiene nada que ver con el edificio sobre el que se asienta. Un desastre.

También en las cercanías está el fuerte de Lovelhe, pero no lo conozco en persona y las fotos que he localizado lo muestran en estado de abandono o semiabandono. Al parecer están con obras de "valorización" (me imagino que algunas prospecciones arqueológicas y desbroce).

La siguiente fortaleza, que debió ser de gran importancia a juzgar por los escasos restos que se conservan hasta nuestros días fue la de Caminha, pero aparte de algunos vestigios del muro integradas en viviendas muy posteriores y alguna garita, se puede decir que no existe castillo como tal, aunque visitar la desembocadura del Miño siempre es interesante.

Desde el parque forestal de Caminha, un poco pasada la villa, podemos acceder a la playa marítima más septentrional de Portugal y desde allí tenemos vistas del fuerte que vigilaba la desembocadura del río y sería la primera fortaleza marítima portuguesa si vamos de norte a sur. Se trata del Forte da Ínsua, en Moledo. El fuerte se encuentra en una isla, y desde tierra parece estar en buen estado, pero cualquiera sabe. En la wikipedia se dice que está en mal estado.

Una curiosidad sobre este fuerte es que en su interior hay un pozo de agua potable. Lo cual es acojonante teniendo en cuenta que se trata de un islote rocoso de escaso tamaño. Según la wikipedia se trata de uno de los únicos tres pozos de agua potable del mundo que se halla en el mar.

Cerca de este se encuentra, ya en Vila Praia de Âncora, el fuerte de A Lagarteira, que no conozco, pero que está en un excelente estado ya que se encuentra en el casco urbano de una localidad eminentemente turística. Sus últimas obras datan de 1997.

El que no tiene tanta suerte y eso que se encuentra bastante cerca es el Forte do Cão, en Gelfa, en estado de abandono y al lado de la playa. No se puede visitar, y los muros están en un estado bastante mejorable. En verano es un buen lugar para ir a la playa, ya que está rodeado de arenales.

La penúltima parada de nuestro recorrido será el Forte de Paçô, en Carreço, ya dentro del municipio de Viana do Castelo. Por internet se puede leer que está en estado de restauración, pero lo cierto es que no es así: de hecho el cartel que está sobre los muros del castillo se refiere a unas obras de infraestructuras y no a la restauración propiamente dicha. El estado del edificio es bastante malo.

Y para finalizar, podemos acercarnos hasta Viana do Castelo a ver el Forte de Santiago da Barra, sede de la Región de Turismo del Alto Miño y cuenta con un auditorio. Su estado de conservación es magnífico, por tanto. Se encuentra a orillas del río Lima, cuya desembocadura protegía


Ya que estamos en Viana podemos aprovechar para pasear por sus calles o subir hasta el santuario de Santa Luzía que tiene unas vistas excelentes de la ciudad y de su entorno (el río Lima, la costa atlántica, etc).

El Mapa
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De Braga a Vila do Conde (Portugal)

martes, 11 de agosto de 2009

Mosteiro de Tibães (Braga, Portugal)
Mosteiro de Tibães (Braga)

Mosteiro de Tibães, Braga
Atrio en el Mosteiro de Tibães

O Galo de Barcelos
O Galo de Barcelos

Feira medieval (Barcelos, Portugal)
Paços dos Condes (Barcelos)

Centro de Barcelos
Centro de Barcelos

Forte de São João Baptista (Vila do Conde, Portugal)
Forte de S. João Baptista, Vila do Conde
Espigón de Vila do Conde (Porto, Portugal)
Vila do Conde

Para mi es mucho más interesante el norte de Portugal, donde en cada lugar hay algo que ver, que el sur, donde si te sales de la costa te encuentras con grandes extensiones de nada en absoluto. Y esta ruta, cortita, es una buena muestra de ello: en apenas 70 kms haremos un buen recorrido por la historia del país.

Nuestra ruta va a empezar en el santuario de Sameiro, en las afueras de Braga. Es un santuario de gran fama en todo Portugal (el más importante del país después del archifamoso santuario de Fátima y también bajo la advocación mariana) y que tiene unas vistas soberbias del entorno, ya que está construido en lo alto de un monte. La arquitectura sacra es espectacular en este lugar (como corresponde a una obra del siglo XIX), y no puedes dejar de pensar en otros grandes santuarios como Lourdes, la mencionada Fátima o el Vaticano.

No tendremos que ir muy lejos para nuestra segunda parada... a tan sólo tres kilómetros está el santuario de Bom Jesús do Monte, con sus famosas escaleras barrocas y unas vistas también espectaculares. Al igual que Sameiro, es un importante centro de peregrinaje y uno de los mayores atractivos de Braga.

Desde aquí iremos a visitar esa ciudad, que tiene tantas cosas que ofrecer, desde los restos romanos, legado del período en que fue capital de la provincia de Gallaecia, donde destacan las termas del Alto da Cividade, hasta sus múltiples iglesias y palacios, sus muestras de arquitectura militar... Braga es una de las ciudades más interesantes del noroeste peninsular. En la versión lusa de la Wikipedia hay un buen índice de su patrimonio histórico artístico.

Dejamos Braga atrás y nos vamos a otro de los grandes atractivos del municipio: el Mosteiro de Tibães. En tiempos alcanzó gran poder e influencia, llegando a ser la sede de la orden benedictina tanto para Portugal como para Brasil. El edificio es una mole que da fe del tremendo caudal de recursos que llegó a manejar... y de la terrible decadencia que padeció. El equivalente portugués de la desamortización se cebó con él y a punto estuvo de perderse todo.

Por desgracia, la actual restauración es una auténtica desgracia para el monasterio, ya que no se hace con respeto a la arquitectura original del conjunto y se están haciendo auténticas barbaridades. La reconstrucción de la parte que se perdió en un incendio es una auténtica abominación.

Es muy interesante hacer una visita guiada por sus instalaciones (es gratis los domingos por la mañana), para ver cómo el monasterio fue ganando influencia desde los siglos XV a XVIII y cómo se produjo su caída en el XIX.

Nuestra siguiente parada será Barcelos, otra ciudad de gran fama dentro de Portugal y con mucha historia. Si habéis visto esos típicos gallos negros portugueses ricamente adornados, tienen su origen en esta ciudad.

La leyenda dice que un gallego que iba peregrinando a Compostela fue injustamente acusado de robo por un hombre rico local, y que cuando iba a ser colgado el reo manifestó su inocencia diciendo al juez, que estaba a punto de comer un capón asado, que el pollo cantaría por colgar a un inocente. Y así fue, en cuanto empezó el ahorcamiento el gallo se levantó y con su canto hizo reaccionar al juez antes de que el gallego se asfixiara. Barcelos está muy orgullosa de esta leyenda, y se pueden ver gallos, a modo de
cow parade por todo el pueblo.

El casco histórico está primorosamente conservado y es la ciudad más limpia de cuantas conozco en Portugal. Es un placer pasear por ella y ver los restos del Paço dos Condes, sus iglesias o sus parques.

Como curiosidad decir que es el municipio portugués con más
freguesías (parroquias o pedanías, en España), aunque no es, ni de lejos, el más grande, como dice la publicidad institucional: sus 378,70 kms cuadrados no resisten la comparación con los 1 719,73 km² de Odemira.

Siguiendo el curso del Cávado, nos acercaremos ahora hasta su desembocadura en Esposende. Es una zona de dunas muy bonita con un pequeño puerto pesquero que debe ser dragado periódicamente, ya que la arena suele colmatarlo bastante rápido. Dentro del pueblo hay algunas muestras de arquitectura muy interesantes, y en las cercanías pueden visitarse castros y otros restos prerromanos.

Nuestra última parada será Vila do Conde, a la que llegaremos evitando la turística Póvoa de Varzim por la autovía A-28. Lo primero que veremos será su famoso acueducto de Santa Clara, que fue construido para llevar agua desde el lugar de Terroso, en Póvoa de Varzim hasta el convento homónimo. Sus restos, que fueron en parte demolidos para construir la autovía, nos guían desde esta al interior de la ciudad.

Dentro de Vila do Conde destacan, además del convento, hoy correccional, la desembocadura del Río Ave, que da nombre al equipo de fútbol de la ciudad, su casco antiguo del siglo XV, con museo y réplica de una carabela de la época en las márgenes del río, iglesias y capillas, un fuerte que protegía a la ciudad (¡y al río!) de incursiones marítimas y otras muchas cosas, tanto en el núcleo urbano como en las
freguesías. Vila do Conde respira historia.

Además, el eje Vila do Conde-Póvoa de Varzim tiene gran fama entre la población de Porto y es uno de los destinos turísticos de sol y playa más importantes del norte de Portugal, y recuerda mucho a nuestras ciudades del levante..

El mapa

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Ruta de los Miradores (Valença do Minho, Portugal)

lunes, 6 de julio de 2009

Muro de Sanfins (Valença do Minho, Portugal)
Muro de Sanfins


Claustro de Sanfins (Valença do Minho, Portugal)
Claustro de Sanfins


Capela en Sanfins (Valença do Minho, Portugal)
Cripta en Sanfins


Sto Ouvidio (Valença do Minho, Portugal)
Santo Ovídio


Torre de Lapela (Monção, Portugal)
Torre de Lapela


Miño entre Lapela y Nsa Sra da Cabeça
Miño entre Lapela y Nsa Sra da Cabeça


Puente internacional de Tui-Valença
Valença y Tui
Esta va a ser una ruta cortita y que puede formar parte tanto de la ruta del Miño como de la primera de las de Portugal de norte a sur porque sus trazados son casi coincidentes.

Vamos a partir de Monção con dirección a Valença do Minho hasta el cruce de Gondomil, donde un cartel nos indica "Mosteiro de Sanfins", que será nuestro primer destino.

Unos kilómetros más adelante habrá un segundo cartel, pero es un poco difícil de ver ya que queda detrás de una curva y además está tapado en parte por un árbol, pero nos indica el camino a seguir.

Un tercer cartel nos indicará el último cruce que debemos tomar y un par de kilómetros después la carretera termina en un aparcamiento. Mucho ojo cuando termina la cuesta arriba después del pueblo de Eiras porque el aparcamiento aparece sin previo aviso y no es el primero que se come el bordillo.

El coche se deja aquí y se continúa a pie. Aunque veáis roderas de coches no merece la pena porque el camino está interrumpido más abajo por dos bloques de granito. Y aunque no lo estuviera, el estado de la pista no es el mejor para un turismo.

Al final de la pista de tierra un muro de piedra nos impide el paso. Este muro es el cierre del patio del monasterio de Sanfins, abandonado hace ya mucho tiempo y con tan sólo su iglesia mantenida en buen estado... el resto da un poco de vergüenza, con muros desplomándose y escombros que han caído hace años sin que los responsables del patrimonio luso hagan mucho al respecto, aunque en los últimos años al menos desbrozan el terreno adyacente, supongo que por prevención de incendios. Una lástima que no se consoliden los muros.

En tiempos fue un monasterio de gran importancia ya que data de los primeros tiempos de la independencia portuguesa y gozó de numerosos privilegios por parte del Rey.

Para ver, además del patio y los restos del claustro, es muy interesante visitar la huerta que queda detrás del muro que vemos en frente a la iglesia (hay que buscar el camino avanzando hacia la derecha del mismo, y buscando tras las casas abandonadas). En esta huerta hay restos de un viejo molino y una cisterna para la acumulación de agua.

Es muy impresionante el aprovechamiento hídrico que tenía esta gente: por encima del muro que nos cierra el paso al principio circulaba un acueducto que distribuía agua por el monasterio y por la huerta que había detrás de este, y un segundo acueducto alimentaba al molino y también a la huerta de detrás del muro.

Además, se puede visitar una cripta abandonada en lo alto de un peñasco, a la que se accede por el camino que parte del patio y va por las casas abandonadas. La primera vez que fui la vegetación era tan densa que en épocas del año dificultaba el paso, pero las vistas desde allí merecen la pena.

Una cosa más: existe la posibilidad de que un rebaño de vacas se pasee a sus anchas entre todo el abandono. Hay que tenerlo en cuenta porque puede limitar las zonas visitables del mosteiro.

Volviendo sobre nuestros pasos hacia el último cruce, podemos ver un pequeño cementerio antes de terminar el camino de tierra y que también sirve de mirador.

Continuaremos camino hasta el cruce y una vez en él, a la derecha, hacia Sanfins (el pueblo que da/recibe nombre al monasterio) y un poco más adelante hay un desvío a la derecha para el mirador de Santo Ovidio, nuestra segunda parada.

Hay que tener cuidado cuando se termina el asfalto, porque el adoquinado (hay que ver lo que les gusta el adoquinado a los portugueses) es bastante irregular y castiga las suspensiones del coche. Hay una pequeña zona para comer con mesas antes de llegar, al lado de un punto de agua construido para abastecer a los helicópteros anti incendios, y que tiene unas buenas vistas de la parte interior del valle, hacia Gondomil.

Santo Ovidio aparece un poco más adelante, en la cima de una pequeña colina. Las vistas desde aquí son bastante impresionantes, divisándose casi todo el sur de la provincia de Pontevedra (salvo parte del Baixo Miño), y las cumbres del Xurés/Gêrés a la izquierda, con la Torre de Lapela justo en frente y bajo nuestros pies los tejados del mosteiro de Sanfins.

De vuelta a la carretera, iremos hacia nuestra penúltima parada. En el cruce otra vez a la derecha, y al llegar al final de la carretera otra vez a la derecha, para ir a la capilla de Santa Ana en Monte Faro.

La capillita es interesante y su entorno se ha preparado para escapadas de fin de semana, con mesas y asaderos. Hay varios bares-restaurantes y creo que en tiempos ofrecieron alojamiento. No tengo idea de si siguen ofreciéndolo y sería una pena, porque el entorno merece la pena.

Un poco más adelante, tenemos otra pequeña capilla con unas vistas impresionantes, que nos muestran todo el Baixo Miño y parte del Condado, llegando a divisar Santa Tegra y el océano a lo lejos, así como todo el valle en el que está Valença do Minho.

Y de aquí, podemos bajar hasta Valença y visitar sus murallas con vistas a Tui y al puente que Eiffel hizo para unir ambas orillas del río.

El Mapa
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