22 abr 2012

La agonía de los bosques de Córdoba

El Puntal de Río Cuarto (22/04/2012)
En seis años se perdió más del 3% de bosques nativos en toda la provincia

Un estudio de la Universidad de Córdoba determinó que del 10% de especies originarias que había en 2006, hoy sólo queda entre el 6 y el 7%. Reclaman controles y la implementación de políticas sustentables
Del 10 por ciento de bosques nativos que aún permanecían en pie en el año 2006 a lo largo de todo el territorio cordobés, sólo queda entre el 6 y el 7 por ciento. Las preocupantes cifras fueron aportadas a PUNTAL por el biólogo Ricardo Suárez, quien hace años trabaja en la protección de los bosques nativos.
El profesional se refirió al alarmante estudio publicado por la Universidad de Córdoba que anuncia una grave y paulatina pérdida de lo poco de bosque nativo que aún sobrevive en la provincia. Suárez aseguró que ya hay notorias consecuencias por la falta de protección ambiental.
“En el año 2006 se anunciaba que en la provincia sólo sobrevivía un 10% de los bosques nativos originarios, algo más de 600 mil hectáreas. Dentro de este porcentaje, un 4% correspondía al bosque primario, el cual aloja la más importante diversidad de flora y fauna autóctona”, explicó el profesional. En ese marco, comentó que en la actualidad un estudio de la UNC afirma que de ese 10%, hoy sólo tenemos entre un 6 o un 7%, es decir que se continúa deforestando, haciendo caso omiso a todas las advertencias ambientales.

Desmonte
Hoy, la provincia de Córdoba tiene una de las más altas tasas de deforestación a nivel mundial.
“Ya prácticamente no hay más bosque primario y estamos en un 6 o un 7% de cobertura”, explicó Suárez. Y agregó: “Las consecuencias de la ausencia de protección ambiental a nivel regional son las fuertes tormentas de tierra que no tienen contención alguna, o bien las inundaciones, a las cuales hay muy poca resistencia debido al estado de  los suelos”.

Sur de Córdoba
En el departamento General Roca aún hay restos del bosque en la denominada zona del Corredor del Caldén sobre el sector sur-oeste.
Allí existen algo más de 30 mil hectáreas de bosque parcelado sobre el cual se viene deforestando mediante un trabajo “hormiga” en los últimos años.
Tal realidad ha sido denunciada en varias ocasiones por organizaciones ambientales, sin mayores resultados en cuanto a la protección de lo que queda.
Sobre las responsabilidades, el biólogo dijo que en general “todos somos responsables de la situación ambiental actual, aunque sobre la sensible reducción de bosques nativos casi podría decir que tienen nombre y apellido y están relacionados con la codicia de un sistema productivo no sustentable”, señaló.
A estas consideraciones podría sumarse que los funcionarios en vez de efectuar los controles correspondientes e incentivar la recuperación de la flora autóctona, prefieren mirar hacia otro lado y sacar a relucir las cosechas récord, en contraposición a una pesada herencia ambiental que hipoteca el futuro de la vida toda.

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Una agonía permanente

San Andrés es un vieja estancia que, al igual que muchas otras del departamento General Roca, años atrás mostraba sus extensiones ricas en bosque nativo. Una biodiversidad donde los añosos caldenes -o Huitru en idioma ranquel- persisten como por capricho en una tierra ya casi pelada sin desarrollo sustentable, simplemente deforestada por una codicia humana que podría costar demasiado caro.
Muy de vez en cuando aparece en la geografía cambiada uno de estos árboles centenarios que hace alzar la vista y, como en una máquina del tiempo, imaginar que alguna vez reinaron en los montes. Hoy lo que queda de bosque resiste en algunas estancias donde sus propietarios han decidido llevar a cabo la producción sustentable, son algo menos de 15 mil hectáreas ubicadas al oeste de la localidad de Villa Huidobro.
Este es el caso casi único del establecimiento Ralico. Unas 15 mil hectáreas otorgadas a los propietarios tras la llamada Campaña al Desierto, de las cuales 11 mil aún se mantienen con el hábitat natural de bosque nativo, son hoy el último reducto de decenas de especies que se ven acorraladas por la agricultura intensiva en la zona. A la buena de Dios parece sobrevivir este bosque ubicado en El Espinal, raleado que se aferra al sector suroeste de la provincia, pequeña muestra de la real geografía de la zona e identidad cultural que contrariamente hoy aparece en su mayor extensión como un colchón verde de soja y maíz.  La protección ambiental va en franco retroceso y cada vez hay mayores consecuencias directas por factores climáticos como sequías o inundaciones en la zona.  Dice la historia que San Andrés fue un apóstol  que fue crucificado y murió amarrado a una cruz en forma de X y que allí estuvo padeciendo por varios días, los que aprovechó para predicar su religión a todos los que se le acercaban. Quizás en algún sentido esos caldenes que quedan sean también predicadores de este empobrecimiento ambiental que terminará,  tarde o temprano, por afectar a quienes viven en estos lugares.

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A casi 3 años de la sanción, aún no fue reforestada la estancia San Andrés

Los titulares del establecimiento habían sido intimados en septiembre de 2009 a renovar la plantación de caldenes desmontada. El lugar se encuentra en las mismas condiciones, pero cubierto de malezas
Pasaron casi tres años de la sanción por el desmonte de bosques nativos en la estancia San Andrés, al sur de la provincia, y aún no ha sido acatada la orden de reforestación que debía cumplirse dentro de un plazo de 30 días.
PUNTAL regresó al lugar y lamentablemente se encontró con el mismo panorama desolador. El Gobierno no controló y el productor no acató lo establecido en la normativa que le imponía en un plazo de 30 días a reforestar con especies autóctonas el sector desmontado.
Este medio regresó al lugar junto a Mario Campos, periodista de Villa Huidobro e integrante de la agrupación Mamuell Mapu, que fue quien denunció en 2009 el desmonte en la estancia. Al llegar al sector se pudo comprobar que el área que se había desmontado estaba cubierta de malezas y no había sido reforestada, tal como lo obligaba la Ley de ese entonces.
En septiembre de 2009 la firma Cavigliasso propietaria del establecimiento San Andrés incurría en una falta grave de reincidencia por un desmonte de dos hectáreas.
Esto fue detectado por la ONG de Villa Huidobro (Mamuell Mapu) y denunciado a las autoridades policiales. En uno de sus párrafos la denuncia presentada ante las autoridades el 14 de septiembre de 2009 indicaba: “Se ha detectado desmonte de bosque nativo en la Estancia San Andrés, perteneciente a la firma Cavigliasso, sita a 25 kilómetros al norte de Villa Huidobro, observando que dicho desmonte se encuentra sobre la calle que une a esta localidad con Del Campillo, quedando en el lugar restos de desmonte, no lográndose observar indicio del o de los autores del hecho”.
Tras tomar estado público en este medio inspectores de medio ambiente fueron al lugar a constatar el hecho y en un primer momento dijeron que los responsables era la gente humilde que iba a cortar leña.
Pero ante las pruebas los inspectores de Ambiente debieron allanar el lugar y después admitir que había ingresado una topadora.
Entonces  hubo la imposición de multa de 50 mil pesos y la obligación en un plazo de 30 días al infractor de reforestar las dos hectáreas y correr con todos los gastos, caso contrario la repartición provincial debía hacerlo por facultades otorgadas por Ley con los gastos pagados por el productor infractor que en aquel momento -y en diálogo con PUNTAL- se comprometió públicamente a reforestar el sector con caldenes.

“Nada se controla”
“Se van a cumplir tres años desde que hicimos la denuncia y no se ha reforestado. En el año 2009 estaba aun vigente un decreto firmado por De La Sota y en este caso se obligaba a quienes sean reincidentes en deforestación como en este caso hasta a cumplir días de arresto, sin embargo nunca se cumplió, como tampoco se cumplió con la reforestación del lugar”, señala el periodista Mario Campos.
Y en referencia a la actual y controvertida Ley de Bosques aprobada en Córdoba agregó: “acá queda muy poco y con la nueva ley corremos un serio riesgo de que sino es modificada, como indica la Nación, no se recibirán los 20 millones para reordenamiento territorial, por ejemplo  esta ley, que surgió bajo el amparo de los ruralistas. Tenemos conocimiento que hasta se han autorizado en esta región nuevos desmontes”, explicó.
 Con respecto a la fiscalización Campos dijo que el lugar sigue siendo “tierra de nadie”.
“Nada se controla. Tenemos un destacamento por estar, en el llamado Corredor del Caldén que es el último lugar donde aún hay restos de bosques nativo y que debería ser un área protegida por su biodiversidad única en la provincia. No hay inspectores, no se controla y la prueba la vemos a diario”, señaló Campos.

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