Wes Craven en cinco películas

Wes Craven en cinco películas

10 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
Wes Craven en cinco películas

El pasado lunes amanecíamos en el blog con la triste noticia del fallecimiento de Wes Craven debido a un cáncer cerebral que nos privaba a los amantes del género de terror de uno de los nombres fundamentales para entender buena parte de lo que el mismo llegó a dar de sí durante los ochenta y los noventa. Padre de uno de los monstruos de cine más reconocibles de la historia del séptimo arte, Craven se va dejando tras de sí un legado de casi una treintena de títulos plagados de pesadillas, hemoglobina y esos recovecos oscuros a los que no todo el mundo se atrevería a mirar.

Y aunque lo normal —y deseable— hubiera sido repasar al menos uno de sus mejores títulos, el estar enfrascado de lleno en el especial dedicado a Shyamalan me ha dejado pocas opciones para rendir homenaje a un cineasta que descubrí con los nueve años con los que me atreví a "enfrentarme" a Freddy Krueger —todavía me pregunto cómo el de la taquilla de los cines me dejó entrar en la sala— y del que, con sus más y sus muchos menos, hay que rescatar, sí o sí, las cinco películas que, de forma muy sucinta, comentamos a continuación.

'Las colinas tienen ojos'

Moviéndose más o menos en la misma línea que su ópera prima —poniendo en imágenes lo que de salvaje hay en el más civilizado de nosotros—, y aún siendo como ésta un producto muy atado a la década en la que se produjo, 'Las colinas tienen ojos' ('The Hills Have Eyes', 1977) siempre tendrá un lugar guardado en mi memoria cinematográfica tanto por su tramo final como, por supuesto, por ese personaje tan desagradable como inolvidable que es el Pluto encarnado por Michael Berryman. Por cierto, aunque en términos generales todos los recientes remakes de títulos de terror de la época sean horrendos, la brutalidad de lo rodado por Alexandre Aja bien merece la pena ser reivindicada.

'Pesadilla en Elm Street'

Con nueve películas para elegir —si contamos el esperpento que lo enfrentó a Jason y su muy innecesario remake— y aunque muchos apuntarían aquí a la entrega que firmó Renny Harlin como la mejor de las seis iniciales, me declaro firme defensor de la original precisamente por eso, porque fue la que nos presentó a Freddy "cara de pizza" Krueger y porque, junto a la escena del baño superior y su desasosegante final, sigue siendo una pasada ver morir a Johnny Depp de tan sanguinolenta forma.

'La serpiente y el arco iris'

Bill Pullman en uno de sus papeles más soportables, protagonizaba mucho antes de soltar una de las "patriotadas" más ridiculas de la historia del cine este filme en el que Craven nos acercaba a una visión del género zombi bastante alejada de lo que entenderíamos por tal hoy en día. Basada en la novela homónima de Wade Davis, la mezcla de thriller psicológico y filme de terror y el detalle puesto en la recreación de las prácticas vudú hacen de 'La serpiente y el arco iris' ('The Serpent and the Rainbow', 1988) el título más reivindicable de toda la filmografía de su director.

'Scream'

Si bien es a John Carpenter a quien debemos la definición plena de un sub-género que encuentra ramificaciones previas en multitud de títulos, no cabe duda de que la deuda que el slasher había contraído con Wes Craven gracias a 'Pesadilla en Elm Street' ('A Nightmare on Elm Street', 1984) aumentó sobremanera cuando el cineasta lo reinventó a mediados de los noventa con 'Scream' (id, 1996). Inicio y mejor entrega de una saga que se prolongó en exceso, 'Scream' encuentra sus mejores momentos en las innumerables referencias al cine de género puestas en boca de los personajes, en el espléndido clímax de la cinta y, huelga decirlo, en esos cinco minutos iniciales.

'Vuelo nocturno'

No es Wes Craven un cineasta del que pueda afirmarse que tuvo películas "mayores" y "menores". Pero, de poder hacerse, está claro que 'Vuelo nocturno' ('Red Eye', 2005) sería la mejor de las producciones del cineasta que menos repercusión —mediática, de taquilla o crítica— tuvieron en su momento. Dirigida con pulso y precisión, el duelo interpretativo entre la aparente fragilidad de Rachel McAdams y lo muy inquietante de un espectacular Cillian Murphy son motivos más que suficientes para recomendar este espléndido thriller a todo aquél que no lo haya disfrutado aún.

Comentarios cerrados
Inicio