Análisis de The Curse of Issyos, un nuevo homenaje (y regalo) de Locomalito a los 8 bits

Análisis de The Curse of Issyos, un nuevo homenaje (y regalo) de Locomalito a los 8 bits

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Análisis de The Curse of Issyos, un nuevo homenaje (y regalo) de Locomalito a los 8 bits

En VidaExtra somos muy fans de Locomalito, y la explicación es bien sencilla: se trata de un desarrollador español que publica sus creaciones de manera gratuita y siempre como homenaje a clásicos de los ochenta e inicios de los noventa. Sabe darnos en la tecla de la nostalgia y sin pedir nada a cambio. Además, arropado por su compañero Gryzor87 en lo relacionado con el sonido.

En esta ocasión nos trae 'The Curse of Issyos', disponible de manera gratuita a partir de hoy mismo, y en lo que viene a ser la culminación de uno de los sueños de su infancia, el poder trasladar la mitología griega a un videojuego, en este caso claramente inspirado en Vampire Killer, Rastan, Kenseiden, Rygar o Ninja Gaiden, tal y como describe en su página oficial. Es el momento, por lo tanto, de ver qué nos ha parecido su nueva obra y analizarla como es menester.

Érase una vez, un pescador... que salva el mundo

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Como sucedía en prácticamente la totalidad de clásicos de los ochenta, el inicio de 'The Curse of Issyos' no podía ser más simple y directo. El protagonista, Defkalion, estaba pescando tranquilamente hasta que escucha la voz de la diosa Athena implorándole ayuda al estar la isla de Issyos bajo el influjo de una maldición. Y como teme por su familia, acude raudo y veloz a la llamada de socorro.

Ya está. Empezamos a jugar y vemos cómo se nos presentan hombres-pez que parecen sacados del 'Castlevania', a los que tenemos que matar con nuestra espada. 'The Curse of Issyos' es muy simple y directo, y en lo personal he agradecido que Locomalito no se haya quedado estancado en los saltos primitivos en donde no podíamos corregir la trayectoria. Esto en fases más avanzadas, donde habrá que sortear pájaros de fuego o "medudas" que explotan, es todo un seguro de vida.

Este nuevo trabajo de Locomalito es pura nostalgia inyectada en vena y enseguida nos sentiremos como en casa.

Como decimos, este nuevo trabajo de Locomalito es pura nostalgia inyectada en vena y enseguida nos sentiremos como en casa, destrozando esa especie de cofres en busca de monedas, flechas, una lanza o una armadura, muy en la línea de los 'Ghosts'n Goblins', salvo que aquí no la perderemos tras un impacto. Estaremos equipados con ella hasta el morir. Después volveremos a estar en pañales.

Las fases no son muy largas, aunque algunas de ellas cuentan con una ligera libertad de exploración de distintas capas (superior e inferior), variando en esos casos el objetivo al vernos en la obligación de recoger tres llaves para desbloquear el acceso al jefe de turno. Los enemigos, igual que los 'Mega Man' y tantos clásicos de la época, se van reseteando tras salir de su scroll, aunque no de una forma tan exagerada como sucedía en la NES. Hay un margen hasta que vuelven a aparecer, lo que también se agradece.

Por su parte, 'The Curse of Issyos' entraña muchos secretos en su interior, muy en la línea del clásico de los Belmont antes citado, donde podremos encontrar monedas o flechas atacando en ciertas zonas en donde aparentemente no debería haber nada (no es en las paredes, sino en el aire, ojo). Hay, de hecho, un pequeño pueblo en el que un niño nos da esa pista y justo sobre su cabeza hay uno de esos objetos ocultos. Aunque los que estamos acostumbrados a los 'Castlevania' y cía lo tenemos todo tan asentado que no hace falta que nos lo expliquen a estas alturas, ¿verdad?

The Curse of Issyos, otro gran regalo de Locomalito

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Viendo en qué clásicos se inspiró Locomalito, antes de adentrarme en su nuevo trabajo, tenía miedo. Pensaba que me iba a encontrar con un juego que penalizase en exceso nuestro errores y que, por ejemplo, si perdíamos la armadura o la lanza, sería una tarea titánica después, como sucede con el genial, aunque muy exigente, 'Volgarr the Viking'. Pero no es así. Es difícil, pero no tanto.

Hay ciertas zonas que sí suponen un pico en la dificultad, como cierto coloso que nos meterá prisa, o que por culpa de un golpe un pájaro de fuego nos eche a la lava, y cosas por el estilo. Nos puede dar más quebraderos de cabeza con el tiempo, que nos obliga a no dormirnos en los laureles. A mí, por ejemplo, me pasó en el jefe final, cuando le quedaba poca vida. ¡Me mató el tiempo, maldita sea!

Es una aventura que se puede completar con algo de esfuerzo y en menos de una hora.

Pero en líneas generales, es una aventura que se puede completar con algo de esfuerzo y en menos de una hora (que no será llegar y besar el santo, claro, sino producto de la repetición, alargando ese contador de tiempo). Guarda en su interior, eso sí, un final secreto, tal y como asegura Locomalito, aunque todavía no he podido cumplirlo a pesar de que sé qué requisito hace falta. Al menos, en este sentido, es rejugable y siempre podemos intentar mejorar nuestra puntuación, aunque aquí no podamos compararla con los demás.

Llama la atención, a su vez, que tras completar cada fase nos podamos mover libremente por el mapa para escoger nuestro próximo destino, pudiendo variar el orden de misiones. Pese a ello, no podremos volver a la zona que visitemos, incluido el pueblo u otros lugares seguros.

En definitiva, Locomalito no pretende revolucionar el género con 'The Curse of Issyos', sino tan solo cumplir un deseo de su infancia y brindarnos ese regalo para nuestro disfrute. Da igual que los patrones de ataque de los jefes finales sean algo limitados o que la aventura dure un suspiro, que como homenaje a esos clásicos de 8 bits no tiene precio. Literalmente.

A favor

  • Más amor de Locomalito por los clásicos de los ochenta
  • Y como siempre, gratis
  • Rejugable, al tener un final secreto

En contra

  • Es demasiado corto
  • No es tan difícil como parece
  • ¡Que se nos acabe el tiempo ante un jefe!

Sitio oficial | The Curse of Issyos

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