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A veces, cuando tenemos el equipo preparado, las máximas ganas posibles, y todo planeado para salir a la calle a realizar fotografías, el tiempo no nos acompaña. El día nublado, con mucho contraste, o la escasez lumínica son los tres principales enemigos de muchos fotógrafos. Pero hacer fotos con mala luz también es posible.

Obviamente, lo ideal es que continuamente existan unas condiciones lumínicas perfectas para nuestras fotografías, pero esto no siempre podrá ser así. No obstante, también existen diferentes métodos que pueden ayudarnos a, como mínimo, disminuir la precaria situación de luz.

Incluso en un día con buenas condiciones de luz vamos a encontrar momentos en los que tendremos diversos problemas en función de la hora. No es lo mismo tener el sol en la posición más alta, donde se producen un gran número de sombras sobre los contornos, que tenerlo justo en el momento del atardecer o amanecer. La forma en la que los rayos indicen sobre los objetos determinará el resultado que tendremos La forma en la que los rayos indicen sobre los objetos determinará el resultado que tendremos. No debemos olvidar que, pese a todo, la fotografía es controlar cómo la luz entra en nuestra cámara.

Aunque pueden aparecer múltiples situaciones en donde la iluminación no sea adecuada, como ya hemos mencionado anteriormente, existen tres momentos que considero principalmente negativos para realizar fotografías.

Un día nublado

Créditos: Knowalls box
Créditos: Knowalls box

No todos los días nublados son iguales, también dependerá de cómo esté el cielo en ese momento. Las nubes pueden ser más o menos pronunciadas, lo que marcará la diferencia entre tener un cielo completamente plano o con texturas. Contra esto no podemos hacer demasiado, pero sí que está la posibilidad de hacer una doble exposición (una para el cielo y otra para la tierra) e intentar sacar aquellas texturas que aún pueden quedar en el cielo.

Lo normal es que los rayos del sol no traspasen adecuadamente la atmósfera, ya que la cantidad de partículas de agua que se encuentran en el aire impiden que puedan incidir adecuadamente sobre las superficies. Por lo tanto, el balance de blancos se verá afectado por este fenómeno.

Lo habitual es que nuestra imagen tenga unos tonos azulados o muy blanquecinos, lo cual otorga una apariencia fría y distante que en muchas ocasiones no se desea. Combatirlo es relativamente fácil, únicamente tendremos que ajustar el balance de blancos para que muestre unos tonos más anaranjados y así compensar la preponderancia de los azules.

Debemos recordar que el balance de blancos de la cámara afecta directamente a los archivos JPEG procesados por el dispositivo. No obstante, aun pudiendo elegirlo en el RAW, este ajuste no implica que nuestra imagen vaya a tener ese estilo, sino que posteriormente podemos variarlo en la edición.

Demasiado contraste

Créditos: Photoventure
Créditos: Photoventure

En este caso, el problema no es que exista poca luz, sino todo lo contrario. Esta situación se suele dar en las horas comprendidas entre la mañana y la tarde. El sol se encuentra en el punto más alto, lo que provoca que los contornos de los objetos se encuentren muy pronunciados. Aunque en ocasiones se puede buscar un efecto de este tipo, no siempre resultan adecuados.

La causa de ello, es que las sombras son muy oscuras y las iluminaciones demasiado brillantes. Es decir, la cámara no tiene suficiente rango dinámico para representar las diferencias comprendidas entre el punto más luminoso y el más oscuro.

Al igual que ocurría en el apartado anterior, la solución a esto puede ser realizar distintas tomas, exponiendo a las sombras y las luces. Por otro lado, también se puede intentar corregir en la edición con programas como Lightroom o Photoshop, los cuales tienen herramientas para controlar específicamente las iluminaciones, algo que podemos utilizar para intentar equilibrar las diferencias.

Escenas nocturnas

Créditos:  David Daniels
Créditos: David Daniels

En este punto tendremos más o menos problemas en función de las características de nuestra cámara. Los valores de sensibilidad que podremos utilizar dependerán de cómo nuestro gadget es capaz de administrar altos números de ISO.

Por ejemplo, en la Sony A7 II se pueden fotografiar escenas nocturnas recurriendo a un ISO muy elevado. Tener un sensor full frame provoca que el granulado mostrado resulta sea muy fino, algo que no ocurre con cámaras de sensores menos avanzados o más reducidos.

Por otro lado, también podemos llevar un trípode para utilizar una velocidad de obturación lenta, algo que nos permitirá un valor de sensibilidad menor y así reducir la cantidad de ruido para aumentar la calidad de la imagen. No hace falta un trípode enorme, existen algunos tipo Gorillapod que se pueden transportar sin demasiados impedimentos para así poder hacer fotos con mala luz.

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