LONDRES -- "Hoy mi nivel es cero", protestaba Benoit Paire en Monte Carlo, su segundo torneo desde Australia por una lesión en la rodilla. La vuelta al circuito continuó con otras cinco derrotas y una sola victoria. En Londres, nueva caída y nueva explosión: "Odio Wimbledon".
"No me entristece en absoluto abandonar este lugar. Es un ambiente que me desagrada enormemente. Pero prefiero no decir más. Simplemente detesto este torneo y estoy contento de irme lo antes posible", disparó tras caer con Lukas Rosol en primera ronda, con parciales de 6-3, 3-6, 7-6 (5) y 6-4.
"El pasto no es la mejor superficie para mi rodilla y todavía siento un poco de dolor. Espero poder empezar con el pie derecho cuando retome la gira de polvo de ladrillo", completó en declaraciones que recoge el diario L'Equipe.
Su entrenador, Lionel Zimbler, fue menos alarmista: "La rodilla está bien. Benoit solo necesita sumar ritmo de competencia. Y enfrentarse a un jugador como Rosol en estas condiciones no es fácil".
Lo cierto es que la furia de Paire en Wimbledon no es novedad. Para el circuito y tampoco para el torneo. Ya en 2013 se había ido entre quejas por el estado de las canchas y raquetazos a la pared en pleno pasillo (foto).
Su frondoso registro de controversias también incluye una disputa pública con el público parisino (terreno donde el francés es todo menos local), un tremendo cruce en pleno partido con su compatriota Michael Llodra y la queja por las licencias que se les da al Top 5 en relación con los otros jugadores del tour. Ahora, el expediente suma una página más...