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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ofensiva plebiscitaria

Rajoy limita la campaña de la reelección a escoger entre él o el caos

Mariano Rajoy muestra un gráfico durante la conferencia de prensa del viernes en La Moncloa
Mariano Rajoy muestra un gráfico durante la conferencia de prensa del viernes en La MoncloaSamuel Sánchez

La voluntad de ir a la confrontación con los independentistas catalanes y la ausencia de cualquier gesto hacia los demás partidos defensores de la Constitución son las únicas novedades contenidas en la conferencia de prensa del presidente del Gobierno, celebrada ayer en La Moncloa. Las únicas, porque el resto de los argumentos utilizados por Mariano Rajoy responden al esquema ya empleado en comparecencias similares de principios de agosto de 2014 y finales de 2013. Rajoy construyó ambas en el pasado —y ayer lo repitió de nuevo— en torno a la recuperación económica y la elusión de explicaciones sobre la corrupción.

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Que haya corregido y aumentado el mensaje de triunfalismo económico tiene lógica, dado el ritmo de crecimiento alcanzado y sin entrar en detalles sobre las razones por las que ese mensaje cala tan lentamente. Por lo demás, resulta incomprensible la supuesta astucia de dedicar una conferencia de prensa a eludir toda pregunta sobre si dispone de un plan concreto para impedir que las elecciones autonómicas catalanas se conviertan en plebiscitarias; si prevé utilizar el artículo 155 de la Constitución para impedir derivas ilegales; cuál podría ser su política de alianzas o qué piensa de la reforma de la Constitución.

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El aparente desinterés expresado en este último punto evidencia lo poco que cree en esa reforma. Al parecer, todo es cuestión de dinero, como dio a entender al resaltar la mejora de la financiación autonómica (unos 10.000 millones de euros) o los gestos hacia sectores de posibles votantes, desde el tímido aumento de los salarios de los funcionarios hasta la consideración de los pensionistas como colectivo prioritario.

De algún modo, el mismo presidente que niega carácter plebiscitario a las elecciones autonómicas de Cataluña envía el mensaje de que busca un plebiscito en torno a su persona en las generales. No hay nada que discutir sobre “el pasado”, basta con mantenerle a él al timón. Según su juicio, solo deben tenerse en cuenta los riesgos políticos que afronta la recuperación económica: el desafío rupturista en Cataluña, la repetición de pactos para la gobernación de España similares a los que han quitado poder al Partido Popular en autonomías y municipios, y la situación de Grecia.

Es evidente que la presencia de partidos emergentes y la recuperación del PSOE han astillado un escenario caracterizado por la mayoría absoluta del PP, lo cual resalta la necesidad de acuerdos o coaliciones. Pero Rajoy prefiere reservarse sus planes políticos y su visión del futuro de España. Da igual que se le pregunte por la hipotética gran coalición con el PSOE, que se le interrogue sobre Ciudadanos o que se intente averiguar si piensa llamar a los líderes de otros partidos para abordar conjuntamente el reto de los independentistas catalanes. Síganme a mí y no se arriesguen al caos, viene a ser su mensaje.

Su actitud es explicable en un jefe de partido, pero resulta claramente insuficiente para un hombre de Estado que se enfrenta a los desafíos que él mismo diagnostica.

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